lunes, 5 de julio de 2010

Comentario que nos envía Pedro Gilthoniel, dinamizador del Club de lectura de Figueras.


A menudo la paradoja se antoja caprichosa y se instala en nuestra rutina para sorprendernos quebrándola. Así vino vestida a la última sesión del Club de Lectura de Castropol el pasado 12 de mayo. En esa ocasión la lectura a comentar fue La hoja roja de Miguel Delibes. Se esperaba que se convirtiera en la lectura favorita de l@s participantes, debido a la aparente sencillez de su lectura y a que su protagonista fuera una persona mayor, al igual que la mayoría de l@s personas que acuden al club.

Y contra todo pronóstico, tuvimos una de las sesiones más animadas en cuanto a comentarios, dudas y reflexiones en voz alta. Incluso varias personas afirmaron que volverían a leer el libro para intentar exprimir más su jugo, porque las desorientaba la abundancia de personajes. Para mí, esa es la esencia de los clubes de lectura, en donde nada está decidido desde el principio y las interpretaciones se suceden como fuegos artificiales que iluminan el camino de la comprensión del texto.

Tres sesiones hemos compartido en esta nueva andadura del Club de Lectura de Figueras entre marzo y mayo. Un privilegio ha sido escuchar las opiniones de personas de tan diversa edad, respetando sus turnos de palabra, aprendiendo un@s de otr@s, como siempre se hizo. Esa es la esencia de estos encuentros, en los que hasta la persona que dinamiza aumenta sus conocimientos gracias a las intervenciones de l@s contertulios. Hay que añadir, también, la labor de Josefina: bibliotecaria, animadora socio-cultural y participante en el club.

¡Larga vida al Club de Lectura de Figueras! Seguro que tenemos nuevas incorporaciones al grupo a la vuelta de las vacaciones de verano.

Hasta entonces, disfruten de la lectura en completa libertad.

siempre,

gîlthonîel

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